Von. Laura Rosales. Lustra Editores. Lima. 2011.
(Reseña)
Perdóneseme las esdrújulas y el evitar la crítica oficiosa cuando me refiero a Von, hermoso libro de Laura Rosales, que es un pequeño hallazgo –valioso e inesperado- entre tanta publicación anodina que nos infesta, últimamente.
Pero no se puede evitar el deslumbramiento cuando leemos:
He perdido el alma / en una cometa de ceniza // Ser todo lo que inventa mi mano // Ella se despide del viento / ella es / una llama…
(Reseña)
Perdóneseme las esdrújulas y el evitar la crítica oficiosa cuando me refiero a Von, hermoso libro de Laura Rosales, que es un pequeño hallazgo –valioso e inesperado- entre tanta publicación anodina que nos infesta, últimamente.
Pero no se puede evitar el deslumbramiento cuando leemos:
He perdido el alma / en una cometa de ceniza // Ser todo lo que inventa mi mano // Ella se despide del viento / ella es / una llama…
Tampoco eludir las demás imágenes que, de igual forma, se suscitan, incontenibles, como un torrente cuyo completo caudal de sentido debe buscarse en la estructura del libro; en el orden y la distribución intencional (en tres partes) de los poemas. Esta partición de la obra gira, a su vez, alrededor de tres elementos claramente identificables: Lo etéreo, lo corporal y la combinación ulterior de ambos. Al punto que los sendos títulos nos orientan en la comprensión de sus propios ejes significativos: Estancias del sueño para el primer capítulo; Jardín interior, para el segundo y Patio de espejos para el tercero.
Tu ombligo es el crisol de donde beben / todas las aves de la tierra, // Esta noche has herido mi cuerpo / con el abrir y cerrar de tus alas./
Pero no se crea que lo inasible se limita al lirismo fácil y descriptivo, o que lo corporal es una excusa para poetizar los avatares del cuerpo. No. Más que eso, existe una angustia, una atmósfera de paisajes desesperados, tumultuosas formas de comunicarse con ese universo melancólico de la infancia, de lo marino y sus preciosos elementos.
Lo etéreo se identifica con la niñez como lo material con una difusa madurez, la misma que no se logra asir, comprender o asimilar desde el presente.
Y, desde esta visión es inevitable evocar el surrealismo y su descreimiento, y también fe, en el lenguaje.
Dibujo en el espejo / el rostro de la niña de ayer / como un inmenso sol pronunciando / la soledad de los ríos.
Por otro lado, es evidente que Laura es deudora de múltiples fuentes poéticas y culturales como se puede observar en las variadísimas alusiones y no tan sutiles juegos intertextuales, muy notorios en la primera parte del libro.
Celebramos y alentamos este plus de complejidad y diálogo entre distintos universos discursivos. Asimismo es indudable el aporte de la autora cuya juventud y soberbio registro lírico, augura trabajos mayores y segura presencia en nuestra poesía contemporánea.
Tu ombligo es el crisol de donde beben / todas las aves de la tierra, // Esta noche has herido mi cuerpo / con el abrir y cerrar de tus alas./
Pero no se crea que lo inasible se limita al lirismo fácil y descriptivo, o que lo corporal es una excusa para poetizar los avatares del cuerpo. No. Más que eso, existe una angustia, una atmósfera de paisajes desesperados, tumultuosas formas de comunicarse con ese universo melancólico de la infancia, de lo marino y sus preciosos elementos.
Lo etéreo se identifica con la niñez como lo material con una difusa madurez, la misma que no se logra asir, comprender o asimilar desde el presente.
Y, desde esta visión es inevitable evocar el surrealismo y su descreimiento, y también fe, en el lenguaje.
Dibujo en el espejo / el rostro de la niña de ayer / como un inmenso sol pronunciando / la soledad de los ríos.
Por otro lado, es evidente que Laura es deudora de múltiples fuentes poéticas y culturales como se puede observar en las variadísimas alusiones y no tan sutiles juegos intertextuales, muy notorios en la primera parte del libro.
Celebramos y alentamos este plus de complejidad y diálogo entre distintos universos discursivos. Asimismo es indudable el aporte de la autora cuya juventud y soberbio registro lírico, augura trabajos mayores y segura presencia en nuestra poesía contemporánea.
Richard Daniel Alejos Martín
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