Ads Header

sábado, 31 de marzo de 2012

Reseña de "Recóndita armonía", poemario de Carlos Morales Falcón

Recóndita armonía. Carlos Morales Falcón. Editorial Colmillo Blanco. Lima. 2011.
Alguna vez Withman dijo que: “para tener grandes poetas, debe haber, también, grandes públicos”. No osaré refutar al gran vate norteamericano; más bien suscribo, con las excepciones del caso, su oportuna sentencia. Aunque me inclinaría por un atrevido hipérbaton: “para tener grandes públicos, debe haber, también, grandes poetas”. En este sentido, sí, es innegable que, de un tiempo a esta parte, contemplamos la eclosión de un formidable número de grupos poéticos -colectivos, redes o comunidades afines- cuya presencia, actividad y empuje, impulsa y enriquece el quehacer lírico de esta década.
Y si cabe destacar a alguno, este debe ser Carlos Morales Falcón, quien acaba de publicar Recóndita armonía; bello y breve poemario de presentación minimalista, cálido tono, y largos versos donde la imagen del hijo, la casa y la naturaleza se complementan en un solo motivo estético.
En sus páginas nos parece percibir un cálido arrullo, un expresar sosegado donde cada palabra se tiñe de insuperable ternura; posee ese tono suave y pausado con que se manifiesta la madurez emocional. Sobre todo, cuando alude a la certidumbre de nuestra perpetuidad, a la prolongación nuestra en los hijos, a la gravedad de los actos que rodean el hecho de cubrir un cuerpo cuando duerme, el cuerpo inerme del hijo amado.
Ahora el sobresalto me circunda, / los temores que brotan de la noche. / Limpio su frente pequeña, su piel mineral / acallada.
Acaso no hay más trémula vulnerabilidad que un ser dormido; más aún cuando es alguien cuya indefensión nos angustia; cuando la paternidad significa un cambio radical de todos nuestros anteriores preceptos, y descubrimos con perplejidad –con perturbación- que es posible rozar el Absoluto.
Actos cotidianos, antes fútiles, (jugar con el niño, cargarlo, velar su sueño, arroparlo) se revisten, ahora, de un halo sagrado, de devoción, de entrega, de ilimitada trascendencia.
Y luego mientras extenuado miraba / disiparse las nubes en el atardecer dolorido, ganado por la congoja / jugabas alejado de mí con desarmadas maderas.
Si la narrativa es –como dicen- un juego de caras o máscaras, la poesía no es, en definitiva, un mero juego de sonidos y sensibilidades. En el poema, la voz rompe sus límites semánticos, traza nuevas realidades y, también, paradójicamente, le otorga nuevo color a ambientes conocidos. Morales parece entenderlo así y en su obra nos asoma a esas estancias privadas, a esos objetos diarios como son los espejos, las sillas de cuarto, lámparas, sábanas; espacios personales, atmósfera de crepuscular intimidad que lejos de apaciguarlo, lo llenan de azoro, de inquietante inseguridad.
Lejos de hacerse plano por el predominio de lo descriptivo, aquí, su prosa poética se expande y alcanza plena luminosidad.
Como dato revelador encontramos que el libro está editado por Colmillo Blanco, que es sabido, solo acepta productos de altísima calidad.
Richard Daniel
UNFV
UCH

3 comentarios:

PATRON(A) dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
PATRON(A) dijo...

but que mrd.? con tu comentario amigo(a)¡¡¡ que pedo. primero se debe investigar sobre el poeta, ademas que tu comentario sea una critica positiva o que ayude a mejorar su expresion al que reseña el poema. no que intentes bajonearlo o pasarle el "trapito" ante un publico en genreral cabrón(a).

Creek_2won dijo...

Querido y estimado "anónimo", gracias por tu comentario que nada aporta a la critica, pues parece que te vas por un lado demasiado personal con respecto a tu opinión sobre el autor del poemario y el autor de la reseña. En vez de tratar de desmerecer a alguien a través de comentarios hirientes y mal intencionados, trata de poder adquirir a tu vocabulario la palabra sensibilidad y asertividad, talvés ello te ayude a realizar comentarios más críticos sin llegar a ser un troll con clase.

Sé una persona de verdad no un simple individuo que se enconde tras la pantalla creyendose la "mera verga" por hacer comentarios así.